
Rotaract Maldonado nos cuenta su experiencia celebrando el día del niño
Maldonado lo empezamos en el merendero del barrio Keneddy. Eramos 11
jóvenes, que conscientes que el día del niño no es igual para todos, fuimos
con el único objetivo de sacar sonrisas.
Ese día no habían excusas para no estar ahí, Diego y María que tienen una
linda niña con la cual festejar el día del niño también se sumaron a la
iniciativa. Y Emma con sus tan solo 2 años compartió esta actividad con
nosotros de los dos lados, acompañandonos a quienes fuimos a compartir el
día del niño, pero también festejando su día junto a todos los otros niños.
Para quienes no conocen el barrio Kennedy, con el fin de que puedan hacerse
una imagen mental, les contamos que a el se accede por una larga calle que
tiene la particularidad de que al mirar a un lado de ella, vemos una
realidad socio-económica totalmente opuesta a la del otro lado. Es un lugar
donde el challet tipico de Punta del Este y la casas más precarias del
departamento comparten la misma calle.
Al merendero le tocó la realidad de estar del lado más difícil de la calle,
el lado de los techos de chapa y los patios de tierra. Pero que humilde no
se confunda con desprolijo, por que todo estaba ordenado y limpio. Pero por
más ganas que pone en su trabajo quienes en el trabajan como voluntarios,
el día a día no es nada sencillo.
El día que nosotros estuvimos compartiendo con ellos no tenían agua
corriente, nos contaban que era por que no había plata para pagar las
cuentas.
Eran las 10 de la mañana y mientras que continuaban llegando niños los
payasos nos íbamos preparando. Entre pelucas, maquillaje, las tortas que
habían de regalo y las picardías de los niños las primeras sonrisas
empezaron a aparecer. Nunca hablamos entre nosotros a que íbamos al
merendero más allá de ‘pasar el día del niño con ellos’. Pero
inconcientemente creo que todos ibamos buscando lo mismo, ¡sonrisas!
Dichas pelucas duraron en nuestras cabezas casi tan poco como todo lo que
llevamos planificado para hacer con ellos, los niños fueron quienes
marcaron el paso, los que cantaban las canciones, proponían que juegos
jugar y que era lo que querían que les pintáramos en la cara.
Mientras comenzábamos a cansarnos de tanto hacer caballito, correr y
divertirnos; se empezó a acercar el mediodía. Nos fuimos acercando a la
cocina, para ver en que podíamos dar una mano. Triste fue la noticia al
enterarnos que el almuerzo que todos los niños estaban esperando no había
llegado ese día.
Por suerte la solidaridad de algunas personas que estaban presentes hizo
posible resolver todo esto en cuestión de minutos, y antes de lo que
imaginamos empezaron a salir bandejas de panchos de la pequeña cocina del
merendero.
La visita al merendero fue algo sumamente positivo, tanto para los niños
que sonrieron todo el tiempo de corrido, como para nosotros al recibir y
también brindar sonrisas. El cariño fue mutuo.
La visita visita al merendero fue como toda experiencia de dos caras, como
una moneda; la cual decidimos recordar con la más linda de ellas hacía
arriba. Que la que les contamos acá. Pero esas experiencias son las que
forjan a las personas para entender de manera más amplia la realidad y
estar capacitados también para actuar de mejor manera ante otras
situaciones. Experiencias que este grupo de jóvenes de a poco cada vez
coleccionan más, experiencias que valoramos tanto que queremos que también
sean las tuyas.
Por eso es que queremos invitarte a ser parte de la gente que hace en lugar
de mirar, queremos que el cambio que siempre reclamamos nazca de grupos de
jóvenes interesados en que eso sea posible.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=»in_container» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ width=»1/1″][vc_gallery type=»flexslider_style» images=»4704,4703,4702,4701,4700″ onclick=»link_no»][/vc_column][/vc_row]